La sensibilidad implica vulnerabilidad. Somos sensibles a nuestras
reacciones, a nuestras heridas, a nuestra atormentada existencia; o sea, somos
sensibles a nosotros mismos y en ese estado de vulnerabilidad, hay egoísmo y,
por lo tanto, podemos ser lastimados y volvernos neuróticos. Ésa es una forma
de resistencia que se centra esencialmente en el yo. La fuerza de la
vulnerabilidad en cambio, no es el egocentrismo, es como esa hoja nueva de
primavera que puede resistir los fuertes vientos y florecer. En ese estado de
vulnerabilidad uno no puede ser lastimado bajo ninguna circunstancia. La
vulnerabilidad no tiene un centro, no tiene yo, tiene una enorme fuerza,
vitalidad y belleza.
-Krishnamurti-
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