¿Quién Soy Yo?
No es una pregunta para que la
respondan filósofos o que busquemos que dijo Platón al respecto, sino que cada
uno de nosotros debemos saber muy bien, quienes somos en realidad.
Nosotros somos, lo que pensamos
que somos. Si pienso que soy un perdedor, pues entonces seré un perdedor. Si
pienso que soy una persona muy capaz, pues seré capaz de afrontar cualquier
reto. Si pienso que soy una persona inútil, pues mi forma de desempeñarme en
mis obligaciones diarias, no producirá mayor efecto; y si pienso que no puedo
perdonar o amar a los demás, pues mi conducta producirá disconformidad y vacío
en mi interior.
Hay personas que constantemente
buscan la aprobación de otros para tener un punto de referencia o de seguridad.
Como esa amiga que va de compras acompañada y continuamente pregunta: ¿Cuál de
las dos prendas te gusta más? Y al final el armario de la persona que va a
comprar se parece menos a los gustos reales de ella que a los de la
acompañante.
Por otro lado, definir los
defectos y las virtudes de los demás es una tarea que a muchas personas les
parece menos compleja que definirlos para ellas mismas. Así, cuando les
preguntan ¿Cómo es ella o él? Empiezan a hablar con fluidez y seguridad,
poniendo ejemplos reales que acompañan a cada adjetivo que proyectan. En
cambio, cuando les pides a estas personas que se definan ellas mismas sufren un
paradójico y extraño mutismo.
La primera causa de esto es que
las personas estamos mucho más acostumbradas a usar los valores de juicio
estable con las demás personas que con nosotros mismos. En segundo lugar, al
convivir todo el día con nosotros tenemos ejemplos de acciones que pueden ser
contradictorias, somos más conscientes de nuestra evolución y no nos gusta
encasillarnos en un adjetivo. Entendemos que somos mucho más complejos que
cualquier palabra o grupo de palabras.
Tomarse un tiempo
para reflexionar
De vez en cuando es positivo que
te guardes un tiempo para tener una cita contigo mismo, de manera que lo
utilices para reflexionar sobre quién has sido, quién eres y en quién te estás
trasformando. Esto te ayudará a conocerte, a descubrir tu propia verdad. A
encontrar las respuestas dentro de ti. Respuestas que en algún momento
esperabas que te diesen otras personas.
Empieza a hacer eso que te causa
satisfacción, como puede ser: leer, caminar o ir a la playa. Acciones para las
que la soledad no sólo no es un impedimento, sino que puede ser una ventaja.
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