Gente
tóxica
En
los últimos tiempos el término “gente tóxica” está en boca de todos debido al
libro publicado por Bernardo Stamateas.
Pero
se debe hacer una salvedad: en realidad el concepto fue popularizado hace años
por una psicóloga llamada Lillian Glass, quien en 1995 escribió el libro “Gente
Tóxica. Diez maneras de lidiar con gente que hace tu vida miserable.”
Se
habla de gente tóxica cuando nos referimos a personas monologadoras o
autorreferenciales, como también a aquellos que son aplastantes, es decir,
aquellos que perturban el bienestar ajeno.
En
general, los encuentros con estas personas, en lugar de potenciar la energía y
la alegría, la disminuyen. Debido a ello es común que se los denomine también
“vampiros psíquicos o emocionales”.
Muchas
veces, sin darnos cuenta, estamos rodeados de estos seres que pueden formar
parte de nuestras relaciones, tanto familiares como laborales. Estás
“relaciones tóxicas” producen desgaste y agotamiento, lo que va generando
cierto rechazo, hasta llegar a evitar por todos los medios el contacto.
Se
debe tener en cuenta que una persona puede ser tóxica para alguien y no serlo
para los demás. Ello se debe a las características personales y a la capacidad
de “contagio” de cada uno. Es por ello que el listado de los tóxicos puede
variar de persona a persona, pero pueden establecerse ciertas características
generales de los tóxicos para tener en cuenta:
•
Presentan una gran carga negativa.
•
Son hirientes y agresivos.
• A
veces se presentan como pesimistas, quejumbrosos o malhumorados.
•
Pueden llegar a ser envidiosos y orgullosos.
•
Son sumamente manipuladores.
Pero
la principal característica se detecta apelando a la sensación del
interlocutor. Si estás por la calle y tras divisar a una persona lo único que
deseas es “que no me vea” o luego de encontrarse con ella te sientes cansado,
malhumorado, falto de energía y hasta con dolor de cabeza o estómago,
seguramente estuviste ante la presencia de un tóxico.
Cómo
ya se dijo, cada uno reaccionará a su manera. Pero se debe tener en cuenta, si
es inevitable el encuentro con está clase de personas que nos “tiran para
abajo”, algunas claves:
•
Cargarse de energía y pensamientos positivos.
•
Mantener el sentido del humor.
• No
sobrevalorar el encuentro (no darle mayor importancia de la que tiene).
• No
responder violentamente, sino el victimario se transforma en víctima.
• No
dejarse manipular.
•
Actuar a modo de espejo, reflejando el comportamiento tóxico.
Si
se tienen en cuenta las características de los tóxicos y las claves para evitar
el contagio, las consecuencias de los encuentros serán lo menos nefastas
posibles…
Lic.
Adriana E. Sivolella
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